Andrés Eloy Blanco |
(Cumaná,
1897 - Ciudad de México, 1955) Escritor y político venezolano. Llamado El poeta
del pueblo, marchamo del que el mismo Andrés Eloy Blanco se ufanaba, la obra de
este poeta, quien fue además político destacado en las filas de Acción
Democrática, ha quedado como detenida para siempre en una foto fija. Ser el
poeta más popular de Venezuela tiene también sus limitaciones, la menor de las
cuales no ha sido alejar su obra de lecturas serias y arrimarla a lo
folclórico, y también a lo declamatorio (porque Andrés Eloy Blanco fue un
eminente orador, quizás el mejor que ha tenido Venezuela en el siglo XX) y a lo
humorístico, vena que cultivó no sólo en sus escritos periodísticos, sino
incluso en sus versos. Capaz de practicar con igual facilidad la poesía social,
el artículo de opinión, el cuadro de costumbres, el ensayo, el teatro y la
arenga política, sus obras completas, editadas por el Congreso Nacional en
1973, llenan diez gruesos volúmenes.
Andrés
Eloy Blanco
Hasta
los cuarenta años, la vida de Andrés Eloy Blanco estuvo marcada por la
oposición a regímenes dictatoriales y la represión que sufrió a resultas de las
posturas políticas de su familia o de las suyas propias. Hijo de Luis Felipe
Blanco y de Dolores Meaño, este cumanés pasó una parte de su infancia, desde
los ocho años, en la isla de Margarita, donde su familia había sido confinada
por manifestarse contraria al régimen de Cipriano Castro. Quién sabe si fue por
apego a esta tradición familiar de inconformismo: el caso es que Andrés Eloy no
esperó a que se produjeran las famosas manifestaciones estudiantiles del
Carnaval de 1928 para significarse públicamente contra ese otro dictador,
llegado al poder bajo el ala de Castro, que fue Juan Vicente Gómez.
Caraqueño
de adopción desde comienzos de la década de 1910, rápidamente se incorporó a la
vida cultural de la ciudad. Desde la universidad, donde cursó estudios de
derecho, participó activamente en los círculos estudiantiles. Ello le valió su
primer encarcelamiento en la temible cárcel de La Rotunda, en 1918. Asiduo del
Círculo de Bellas Artes, en 1916 había recibido su primer galardón literario:
la "flor natural" en los juegos florales de Ciudad Bolívar, con el
poema "Canto a la Espiga y al Arado". Dos años después publicó un drama
en verso, El huerto de la epopeya, dedicado a los soldados caídos en la Legión
Extranjera francesa, y durante la década de 1920 compaginó la abogacía y la
escritura.
Publicó
en 1921 Tierras que me oyeron, su primer libro, y en 1923 obtuvo el primer
premio en los Juegos Florales de Santander, en un concurso promovido por la
Real Academia Española de la Lengua, con su poema Canto a España. Ello le
permitió viajar a España, donde frecuentó diversos círculos literarios. Antes
de regresar a Venezuela fue elegido miembro de la Real Academia Sevillana de
Buenas Letras, y, de paso por La Habana, se introdujo entre los escritores
cubanos y los exiliados venezolanos.
Pero
fue a partir de 1928 cuando se fraguó el destino político del escritor. Activo
participante en los movimientos de protesta de comienzos de ese año, editor del
periódico antigomecista El Imparcial y simpatizante del Frente de Acción
Revolucionaria (FAR), después del golpe del 7 de abril fue encarcelado de nuevo
en La Rotunda, de donde sería trasladado al Castillo Libertador de Puerto
Cabello, antes de ser confinado más lejos aún de Caracas, en Timotos y en
Valera. Fueron años de duro presidio, que las autoridades suspendieron en 1935
ante el agravamiento de su estado de salud para permitirle regresar a la
capital, pero eso sí, bajo expresa prohibición de publicar en prensa o hablar
por radio. Esta última disposición es un indicio de la popularidad que ya había
alcanzado como orador.
Como
no se le prohibiera, por otra parte, publicar obra literaria, dio a la prensa
un conjunto de textos reunidos con el título Poda, escritos antes de su
cautiverio, entre 1923 y 1928. Pero habría que esperar a la muerte del dictador
para que Andrés Eloy Blanco publicara sus primeros libros notables: Barco de
piedra (1937) y Baedeker 2000 (1938). Escrita en sus prisiones y conservada
gracias a la diligencia de sus hermanas, quienes en cada visita que le hacían
lograban sacar sus textos clandestinamente, esta parte de su obra lo confirma
como uno de los mejores exponentes de la poesía social del momento. El drama
Abigaíl, de 1937, que representa lo mejor de su teatro poético, junto con La
Juanbimbada, comenzada a finales de la década de 1920, manifiesta su gran
sensibilidad al habla popular y su rechazo de los hermetismos. Él mismo bautizó
su manera de acercarse a la realidad con el término "colombismo":
"no es una nueva escuela. Es un estado del alma. Se trata de una actitud
descubridora del poeta en contacto con la realidad americana".
Su
carrera política después de la muerte de Gómez se confunde con el auge del
Partido Democrático Nacional (PDN), con cuyas siglas fue elegido presidente del
Concejo Municipal del Distrito Federal, y posteriormente con la ascensión de
Acción Democrática, en cuya fundación participó en 1941, el mismo año en que también
impulsó la creación del semanario político-satírico El Morrocoy Azul. Participó
en la redacción del Código Civil de 1942, que se mantuvo en vigor en Venezuela
durante cuarenta años. En 1945 fue diputado por el Distrito Federal, y un año
después se desempeñó como presidente de la Asamblea Nacional Constituyente,
tribuna que le hizo inmensamente popular merced a su talento oratorio. Fue
ministro de Relaciones Exteriores en el breve gobierno del presidente Rómulo
Gallegos, tras cuyo derrocamiento partió al exilio, primero a Cuba y finalmente
a México, donde murió en un absurdo accidente de automóvil.
Escritor
prolífico y polifacético, Andrés Eloy Blanco cultivó todos los géneros: poesía,
cuento, ensayo, dramaturgia y periodismo, y fue un notable humorista. Su única
novela, El amor no fue a los toros, se editó en España en 1924. Su poesía, con
excepción de una breve incursión inicial en las vanguardias, ofrece una mezcla
de romanticismo tardío, folclorismo y autobiografismo testimonial. Debió su
fama a sus glosas populares o "Palabreos" y al libro Poda (Saldo de
poemas 1923-1928), con composiciones tan célebres como El limonero del Señor y
el Canto a España, con el que obtuvo el premio de la Real Academia Española en
1923. Siguen leyéndose en la actualidad muchos de sus poemas de acento y temas
populares: Angelitos negros, Palabreo de la loca Luz Caraballo o El conejo
blanco.
El
año de su fallecimiento se publicó en México Giraluna, donde regresa, según
Juan Liscano, "a una intimidad sacrificada por la vida pública, retomando
los temas de su obra fundamentalmente amorosa, generosa, idealista". Del
resto de su obra literaria son destacables los cuentos La gloria de Mamporal y
Noche de Reyes; su biografía de José María Vargas, Vargas, albacea de la angustia
(1947); y, de sus diecisiete obras teatrales, el drama Abigaíl (1937).
SONETO DE LA RIMA POBRE
me das tu pan en tu fogón cocido,
me das tu pan en tu piedra molido,
me das tu pan en tu pilón pilado.
Me das tu rancho en tu palma arropado,
me das tu lecho en tu rincón sumido,
me das tu sorbo, a tu sed exprimido,
me das tu traje, en tu sudor sudado.
Me das, oh Juan, tu dame de mendigo,
me das, oh Juan, tu toma de pobrero,
tu clara fe, tu oscuro desabrigo,
y yo te doy, por lo que dando espero,
el oscuro esperar con que te sigo
y el claro corazón con que te quiero.
Andrés Eloy Blanco
NOTICIA
(Aviso de la muerte de Enrique
González Martínez).
Se acaba
el pan del alma, compañero,el pan mejor del mundo peregrino;
me dicen los amigos del molino
que acaba de morir el molinero.
Enrique, el grande, ha muerto; el campesino
que lo quiso llorar, dijo al obrero:
—No hay que llorar la muerte de un viajero,
hay que llorar la muerte de un camino.
Y de su altar, y con la voz ausente,
el águila que ahoga a la serpiente
nos dijo: —Éramos dos para lo bello,
pero el mal tiempo le aflojó la mano
y junto al cisne de torcido cuello
como dormido se quedó mi hermano...
Andrés Eloy Blanco
He renunciado a ti.
No era posible
Fueron vapores de la
fantasía;
son ficciones que a
veces dan a lo inaccesible
una proximidad de
lejanía.
Yo me quedé mirando
cómo el río se iba
poniendo encinta de
la estrella...
hundí mis manos locas
hacia ella
y supe que la
estrella estaba arriba...
He renunciado a ti,
serenamente,
como renuncia a Dios
el delincuente;
he renunciado a ti
como el mendigo
que no se deja ver
del viejo amigo;
Como el que ve partir
grandes navíos
como rumbo hacia
imposibles y ansiados continentes;
como el perro que
apaga sus amorosos brios
cuando hay un perro
grande que le enseña los dientes;
Como el marino que
renuncia al puerto
y el buque errante
que renuncia al faro
y como el ciego junto
al libro abierto
y el niño pobre ante
el juguete caro.
He renunciado a ti,
como renuncia el loco a la palabra que su boca pronuncia;
como esos granujillas
otoñales,
con los ojos
estáticos y las manos vacías,
que empañan su
renuncia, soplando los cristales en los escaparates de las confiterías...
He renunciado a ti, y
a cada instante
renunciamos un poco
de lo que antes quisimos
y al final, !cuantas
veces el anhelo menguante
pide un pedazo de lo que
antes fuimos!
Yo voy hacia mi
propio nivel. Ya estoy tranquilo.
Cuando renuncie a
todo, seré mi propio dueño;
desbaratando encajes
regresaré hasta el hilo.
La renuncia es el
viaje de regreso del sueño...
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