Es cierto que las mujeres sufren una grave discriminación salarial,
es cierto que la mujer sigue siendo discriminada a la hora de acceder a
los puestos de representación en las instituciones capitalistas, es
cierto que la mujer suele tener una doble carga de trabajo (laboral y
doméstico) debido a la educación que nos han inculcado durante
generaciones, una educación inspirada en las costumbres sociales
auspiciadas por el sistema económico imperante.
Siguiendo con el problema educacional debemos recordar que la
religión tiene mucho que ver con el papel secundario y marginal de la
mujer. Cuando una sociedad se cree cosas como que el hombre es hecho del
barro por Dios, un Dios que ha creado todo de la nada y, para más inri,
crea a la mujer de una costilla del hombre, esa sociedad está sentando
las bases para que la mujer sea inferior al hombre. Cuando, además, esa
misma religión enseña que la mujer tienta al hombre para cometer el
pecado original que nos condena, por los siglos de los siglos, a la
necesidad de tener que trabajar, está otorgando a la mujer el papel de
un ser malvado causante de los males de la humanidad.
Mientras los seres humanos (hombres y mujeres) no seamos capaces de
desembarazarnos de las supersticiones y de los dogmas de la religión no
seremos capaces de encontrar la estabilidad ni la igualdad entre los dos
sexos y entre todos los seres humanos.
Somos tan incultos, tan insensatos de creernos barbaridades como lo
de la costilla cuando sabemos que es la mujer quien nos lleva en su
vientre y nos da la vida, este simple hecho nos debería llevar a
preguntarnos ¿cómo es creada la mujer de la costilla del hombre si es la
mujer la que pare y da la vida a todos los seres humanos? Lo lógico
hubiera sido decir que de la costilla de la mujer fue creado el hombre,
igual así las cosas serían diferentes.