En 1822 (recién
doce años después de iniciado el movimiento revolucionario independentista en
México, Caracas y Buenos Aires) el gobierno norteamericano se pronunció por el
reconocimiento de nuestra independencia. Hasta entonces, tanto el presidente
Madison como el presidente Monroe se habían negado a recibir a nuestros
representantes e inclusive habían demostrado una parcialidad muy poco
«americanista» en favor de España.
En 1831 la nave
de guerra norteamericana «Lexington» llegó bajo bandera francesa a las Islas
Malvinas, lo cual le permitió tomar por sorpresa a la guarnición militar y
ocupar las islas. Un siglo y medio después, en la Guerra de Malvinas de 1982,
EEUU ayudó a Inglaterra en contra nuestra.
En 1845 el
congreso norteamericano aprobó la anexión a ese país del territorio de Texas,
que quitaron merced a la traición y a la fuerza.
En 1848 EEUU se
apoderó de los territorios de Nuevo México y California, con el «tratado de
Guadalupe-Hidalgo» que impusieron al pueblo mexicano a la fuerza.
En 1855/60,
1909, 1912 y 1926 EEUU invadió Nica-ragua, asesinó a Benjamín Zeledón y dio la
orden para el asesinato de César A. Sandino, dejando como capataz de su
dominación a la dinastía Somoza. De esa Nicaragua sometida al «régimen»
partieron las tropas mercenarias que invadieron Guatemala (1954) y Cuba (1961).
En 1898 EEUU se
metió en la isla de Cuba con el pretexto de ayudar en la lucha de los cubanos
contra los colonialistas españoles (que ya estaban prácticamente derrotados) y
se negaron a retirarse y se impusieron como nuevos amos, establecieron el poder
del «régimen» y se apoderaron de la bahía de Guantánamo, donde aún permanecen
hoy. De esa base extranjera instalada en territorio cubano salieron las tropas
que en 1965 invadieron República Dominicana.
En 1898 EEUU
pactó con España, a espaldas del pueblo y sin la menor autoridad de parte de
ninguno de esos dos países extranjeros, la cesión de la isla de Puerto Rico a
los estadounidenses, sobre la cual todavía hoy pesa la ocupación colonial.
En 1978, el
«Comité de descolonización de la ONU» aprobó una resolución de la asamblea
general y definió a Puerto Rico como «colonia», exigiendo la autodeterminación
de la isla. En 1983 el «Movimiento de Países No Alineados» reiteró su apoyo a
su «inalienable derecho a la auto-determinación y la independencia».
En 1903 EEUU
atacó en la región centroamericana de nuestra América, donde fomentó con sus
tropas una revolución separatista en el departamento colombiano de Panamá y, a
cambio de su reconocimiento político y de su apoyo militar a los insurrectos,
exigieron y obtuvieron la concesión de una franja de tierra para construir un
canal interoceánico que necesitaban para sus propios intereses imperiales.
En 1915 EEUU
invadió Haití, donde una fuerza de marinos, como vulgares ladrones, desembarcó
en Puerto Príncipe, se dirigió a las cajas fuertes del «Banco Nacional de
Haití» y, a plena luz del día, usando la fuerza, se apoderó del dinero
existente en las mismas (500.000 dóls) y se lo llevó a su país, donde fue
depositado en las cajas del «City Bank». Los invasores ocuparon Haití hasta
1934 y cuando se fueron dejaron la situación «en orden» según los intereses del
«régimen», y el camino libre a la tiranía de la familia Duvallier: Francisco
(1957-1971) y su hijo Juan Claudio hasta 1986. La acción la volvieron a repetir
en 1995, en el marco de una opera-ción de «lavado de imagen».
En 1916 EEUU
invadió República Dominicana, donde el jefe de las tropas extranjeras, «bajo la
autoridad y por orden del gobierno de EEUU» se declaró a sí mismo «supremo
legislador, supremo juez y supremo ejecutor». Nada quedó en pie. La ocupación
duró hasta 1924 y, al irse, dejaron como capataz al tirano Leonidas Trujillo,
más conocido como «el chacal del Caribe», que se man-tuvo en el gobierno 31
años. En una oportunidad, ante la matanza de unas 10.000 personas a manos de la
tiranía, el entonces presidente norteamericano, Franklin D. Roosevelt, dijo:
«Yo sé que es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta». Más tarde, cuando
Trujillo se convirtió en un estorbo, la CIA lo mandó matar.
En 1946 EEUU
organizó el derrocamiento, lincha-miento y asesinato del presidente de Bolivia,
Gualberto Villarroel, con lo cual volvió a poner el poder en manos del
«régimen».
En 1954 EEUU
organizó en la invasión mercenaria a Guatemala, llevó a cabo el derrocamiento
de Jacobo Arbenz y volvió a imponer su dominación imperialista.
En 1954 EEUU
pudo armar una confabulación suficientemente poderosa como para lograr el
suicidio de Getulio Vargas, Presidente nacionalista de Brasil.
En 1955 EEUU
colaboró con Inglaterra en el derroca-miento de Juan Domingo Perón. Los
capitalistas estadounidenses se apoderaron de la industria argentina y la
desmantelaron, en un proceso de desnacionalización de la economía que llevaron
adelante durante 45 años y cuyo punto culminante ejecutó el gobierno títere de
Carlos Menem en la década de 1990.
En 1961 EEUU
organizó una banda de mercenarios que, armados, pertrechados, financiados y
transportados por ese país, invadieron Cuba por Playa Girón.
En 1964 EEUU
contribuyó al golpe militar en Brasil. Estimuló el golpe y se mantuvo como
retaguardia, por si hubiera habido reacción popular.
En 1965 EEUU
invadió nuevamente Dominicana, para aplastar el levantamiento revolucionario
popular, que estaba a punto de tomar el poder. Los yanquis usaron una fuerza de
45.000 hombres y, al irse, dejaron como títere al servicio de sus intereses a
Joaquín Balaguer, que se mantuvo como jefe de gobierno hasta 1996. Con esa
intervención y la de 1916, EEUU torció el destino de República Dominicana
durante casi un siglo.
En 1973 EEUU
organizó y dirigió el derrocamiento del Presidente chileno Salvador Allende, y
dejó instalada en el poder la dictadura del general Augusto Pinochet.
En 1975 EEUU
promovió un golpe institucional con-tra el Presidente del Perú, Juan Velasco
Alvarado, y volvió a poner la economía en manos del Fondo Monetario
Internacional, sumergiendo al país en un caos.
En 1981 EEUU
ejecutó el asesinato del general Omar Torrijos. Con su muerte, logró descabezar
al Movimiento Nacional en Panamá y retomar el control sobre este país.
En 1982 EEUU
ayudó por segunda vez en la historia para que Inglaterra nos arrebatara
nuestras Islas Malvinas. La base norteamericana de la isla Ascensión, los
satélites yanquis en el espacio, armas, combustibles, misiles, y hasta el
servicio diplomático del imperio, todo fue puesto al servicio de la agresión
colonialista inglesa.
En 1983 EEUU
invadió la pequeña isla de Granada, cuyo gobierno había aceptado recibir la
ayuda humanitaria de médicos, maestros e ingenieros de Cuba. Derrocaron al
gobierno e impusieron un «gobernador» designado por la reina de los ingleses,
Isabel II. La nueva autoridad colonial fue el «caballero real» Pablo Scoon,
miembro de la corte de Inglaterra. La asamblea general de la ONU condenó la
invasión.
A lo largo de
diez años (toda la década de 1980) EEUU atacó Nicaragua mediante una agresión
encubierta, que tuvo como objetivo derrotar militarmente a la Revolución
Sandinista o, si esto no era posible, impedirle levantar cabeza mediante el
desarrollo económico del país. Todos esos años los ex-guardias somocistas
fueron financiados y armados por EEUU, que los calificó de «luchadores por la
libertad» y los utilizó para invadir el territorio, asesinar campesinos,
destruir cosechas, etc.
Durante toda la
década de 1980, EEUU agredió El Salvador, financió el permanente suministro de
armas al ejército local para contener el avance del revolucionario «Frente
Farabundo Martí de Liberación Nacional» (FMLN). Sostuvieron desde fuera un
régimen que, de no haber sido así, no hubiera subsistido.
En 1989 EEUU
invadió Panamá y asesinó a miles de civiles y militares panameños.
En 1995 EEUU
invadió nuevamente Haití, esta vez para lavar su imagen internacional, ahora
como «poten-cia patrocinadora de gobiernos democráticos».
A partir de
1999 pasó a financiar la guerra contra Colombia. EEUU fornece entrenamiento,
armamento, y gasta dos mil millones de dólares por año en su asistencia al
gobierno. Todo con la disculpa del narco. Si el problema fuera ése bastaría
investigar las cuentas bancarias en los grandes bancos norte-americanos o
cerrar las fabricas estadounidenses de acetona, principal producto de
transformación de la hoja de coca en cocaína.
A partir de la
década del 1990 hasta ahora EEUU instaló 21 nuevas instalaciones militares, en
forma de bases fijas, temporales o de traslado de tropas. Mirando el mapa se
puede ver su presencia desde Paraguay, Argentina, Bolivia, Ecuador, Colombia.
Reactivó las bases de Aruba y Curação para cuidar de Venezuela. Intensificó los
entrenamientos en la isla portorriqueña de Vieques. Y firmó un acuerdo con el
gobierno de Fernando Henrique Cardoso en Brasil para utilizar la base aérea de
Alcántara.
¿Cuándo el
Gobierno de EEUU pasará a utilizar las armas para imponer el ALCA y el control
de la Amazonía, poseída por siete países latinoamericanos, la mayor reserva
natural de biodiversidad y minerales, así como un cuarto del agua dulce del
planeta?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario