En las páginas frágiles de estos manuscritos, guardados en silencio por siglos, palpita el espíritu de un pueblo que se negó a desaparecer.
Los Libros de Chilam Balam, escritos entre los siglos XVII y XVIII, son más que simples documentos: son el eco inmortal de la cosmovisión maya.
Redactados en lengua maya con caracteres latinos, estos libros fueron la respuesta de los sabios indígenas frente a la conquista. Cuando la espada y la cruz intentaban borrar su memoria, ellos resistieron con la tinta, transformando lo prohibido en un legado sagrado.
Los Chilam Balam no son un único libro, sino varios: los de Chumayel, Tizimin, Mani y otros pueblos de Yucatán. En cada uno, encontramos relatos cosmogónicos, genealogías, rituales, medicina tradicional… y sobre todo, profecías. Profecías que hablan de la llegada de los extranjeros, del fin de una era, y del renacer de su pueblo.
Entre líneas se escucha la voz del “Chilam Balam”, el sacerdote-jaguar, el profeta que anunció cambios terribles y transformadores. Sus palabras, como rugidos en la selva, advirtieron de la destrucción… pero también prometieron esperanza.
Hoy, los Libros de Chilam Balam son tesoros incalculables. No sólo para México, sino para la humanidad. Son la prueba de que ningún imperio pudo apagar la sabiduría de los mayas. Porque cada página, cada palabra, es resistencia.
Es memoria. Es un puente entre el pasado y el futuro.
Los Chilam Balam siguen hablando… y mientras alguien los lea, la voz del jaguar jamás será silenciada.