Se llamó así al conflicto que se desató entre el Paraguay y los ejércitos coalicionados de Brasil, Argentina y Uruguay en la llamada “Triple Alianza”
Las nuevas naciones latinoamericanas
no habían fijado de manera precisa sus límites internacionales. Como
ejemplo, no estaba aún claro si el territorio del Gran Chaco
correspondían a territorio argentino o paraguayo. La herencia hispana y
su antiguo orden administrativo no habían dejado más que dudas en los
Estados que nacieron en el fragor de las luchas por la independencia.
Por otro lado, Brasil
no ocultaba su intención de expansión sobre antiguos territorios
paraguayos y pretendía además, la libre navegación de la cuenca del
Plata. Fue entonces que, cuando el presidente uruguayo Bernardo Berro le solicita ayuda a su par paraguayo Francisco Solano Lopez para responder a la sublevación de Venancio Flores, Brasil avisoró la posibilidad de cumplir sus reclamos…..
El Paraguay
de la segunda mitad del siglo XIX era un país próspero, con educación
pública y un ejército bien nutrido. Exportaba tabaco y yerba mate,
contaba con ferrocarril, telégrafo, fundición de hierro y tenía una
industria papelera y textil naciente. Era gobernada con mano férrea por
López desde 1862.
Corria septiembre de 1864 cuando los brasileros iniciaron su invasión sobre territorio uruguayo en apoyo a Flores. Mitre, el presidente de la Argentina unificada desde 1862,
hizo pública su neutralidad para evitar conflictos internos, ya que el
interior apoyaba al presidente constitucional uruguayo, del partido
blanco. Pero cuando López atravesó con sus tropas el territorio
correntino en 1865 para acudir en ayuda de Berro sin esperar la
autorización de Mitre, la declaración de guerra fue un hecho. Acerca de
las causas que motivaron el conflicto, existen varias interpretaciones. Desde aquellas que culpan a López a las que encuentran los motivos en los intereses británicos en la región.
Se conformó entonces la llamada Triple Alianza, que
contaba con los ejércitos argentinos, uruguayos y brasileros. López
quedó solo ante ellos tras la renuncia del presidente uruguayo.
En una guerra que se iba a caracterizar por su desmesura, Mitre fue
nombrado como General en jefe de los ejércitos aliados. En un principio
los combates tuvieron como escenario el territorio argentino, pero
pronto se trasladaron al Paraguay. Decenas de miles de soldados murieron
en terrenos selváticos o con esteros, diezmados por la férrea defensa
paraguaya y por enfermedades como el cólera, la disentería y el
paludismo. Sólo en la batalla de Tuyutí cayeron alrededor de 17.000 hombres del ejército aliado.
Curupaytí
fue otro terrible escenario, en el que los aliados fueron tremendamente
derrotados y en el que contaron con más de 4.000 bajas. Pero los
recursos humanos y materiales de los aliados terminaron imponiéndose,
masacrando al pueblo paraguayo, hasta el último de sus hombres.
Las fuerzas de la Triple Alianza entraron en Asunción
en enero de 1869, e instalaron un gobierno pro-aliado, pero recién un
año más tarde, lograron vencer y matar al líder paraguayo en Cerro Corá, el 1° de marzo de 1870.
En Argentina, muchas fueron las voces que se alzaron en contra de la guerra, como las de Juan Bautista Alberdi, Carlos Guido y Spano y Olegario Andrade,
entre otros. Gran parte del pueblo argentino entendía que Paraguay no
era un enemigo histórico de nuestro país, como si lo era el Brasil, con
el que inclusive habíamos entrado en guerra durante la fallida
presidencia de Rivadavia. Este rechazo generó numerosas sublevaciones en
el Interior. Felipe Varela llamó a la rebelión en contra del gobierno central, a tal punto que Mitre se vió obligado a sofocarlo. Arredondo y Pozo de Vargas fueron combates en los que los caudillos fueron derrotados.
CONSECUENCIAS DE LA GUERRA
En Paraguay murió el 90% de la población masculina. Su economía,
floreciente y cercana a la autosuficiencia, fue desvastada. Finalizado
el conflicto, se declaró la libre comercialización de la yerba mate y el
desmonte de terrenos fiscales. Se aceleró el proceso de concentración
de la tierra en un reducido número de terratenientes a la par que
cientos de miles de campesinos fueron desposeídos de sus tierras. Las
enfermedades que allí se instalaron, se propagaron a los países
limítrofes con el retorno de las tropas. Buenos Aires se vio así azotada
por una epidemia de cólera en 1871, que causó más muertes que las
producidas en el frente de batalla.
“El último paraguayo”, óleo de J.M. Blanes
El tratado que puso fin a la guerra fijó los nuevos límites de los
Estados vencedores. Así, Brasil extendió su territorio a expensas del
paraguayo, mientras que Argentina se aseguró como propios los
territorios de las actuales provincias de Misiones, Chaco y Formosa.
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