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Alonso Sánches de Huelva |
En
la madrugada del día 12 de Octubre del año 1492 surgió, desde la carabela
castellana “Pinta”, ya próxima a las costas atlánticas americanas, la grave voz
del lepero Rodrigo de Triana anunciando la presencia de tierra firme. En ese
mismo instante, daría comienzo uno de los mayores hitos de la Humanidad, como
fue el Descubrimiento de América desde un punto de vista histórico, un gran
acontecimiento en el que las tierras y los marinos onubenses coadyuvaron a su
consecución.
Tal
hecho es reflejado por el Almirante genovés Cristóbal Colón en su 'Diario de a
bordo' en tales términos: “..Navegó al Oessudoeste. Tuvieron mucha mar y más
que en todo el viaje habían tenido. Vieron pardelas y un junco verde junto a la
nao. Vieron los de la carabela Pinta una caña y un palo y tomaron otro palillo
labrado a lo que parecía con hierro, y un pedazo de caña y otra hierba que nace
en tierra, y una tablilla. Los de la carabela Niña también vieron otras señales
de tierra y un palillo cargado de escaramujos. Con estas señales respiraron y
alegráronse todos. Anduvieron en este día, hasta puesto el sol, veintisiete
leguas.
Después
del sol puesto, navegó a su primer camino, al Oeste; andarían doce millas cada
hora y hasta dos horas después de media noche andarían noventa millas, que son
veintidós leguas y media. Y porque la carabela Pinta era más velera e iba
delante del Almirante, halló tierra e hizo las señas que el Almirante había
mandado. Esta tierra vio primero un marinero que se decía Rodrigo de Triana;
puesto que el Almirante, a las diez de la noche, estando en el castillo de
popa, vio lumbre, aunque fue cosa tan cerrada que no quiso afirmar que fuese
tierra; pero llamó a Pero Gutiérrez, repostero de estrados del Rey, y díjole
que parecía lumbre, que mirase él, y así lo hizo y viola; díjole también a
Rodrigo Sánchez de Segovia, que el Rey y la Reina enviaban en el armada por
veedor, el cual no vio nada porque no estaba en lugar do la pudiese ver.
Después de que el Almirante lo dijo, se vio una vez o dos, y era como una
candelilla de cera que se alzaba y levantaba, lo cual a pocos pareciera ser
indicio de tierra. Pero el Almirante tuvo por cierto estar junto a la tierra.
Por lo cual, cuando dijeron la Salve, que la acostumbraban decir y cantar a su
manera todos los marineros y se hallan todos, rogó y amonestólos el Almirante
que hiciesen buena guarda al castillo de proa, y mirasen bien por la tierra, y
que al que le dijese primero que veía tierra le daría luego un jubón de seda,
sin las otras mercedes que los Reyes habían prometido, que eran diez mil
maravedís de juro a quien primero la viese.
Representación de la llegada de Cristóbal Colon a estas tierras de América |