(Bogotá,
1902 - 1948) Dirigente político colombiano cuyo asesinato el 9 de abril de 1948
provocó el movimiento popular conocido como el Bogotazo.
Nacido en
el popular barrio de Las Cruces, era hijo de Eliécer Gaitán Otálora, liberal
radical que tras trabajar en diferentes oficios se dedicó finalmente a la venta
de libros usados. Su madre fue Manuela Ayala de Gaitán, maestra de escuela,
mujer activa y progresista que dejó honda huella en la formación de su hijo.
Tuvieron seis hijos, siendo Jorge Eliécer el mayor de ellos. Debido a las
dificultades económicas, muy pronto la familia Gaitán se trasladó a vivir al
barrio Egipto. A los doce años, pues su madre fue quien lo inició en las
primeras letras, Gaitán ingresó en una escuela de Facatativá, terminando sus estudios
primarios en 1911.
Sólo dos
años más tarde pudo reemprender sus estudios ingresando al colegio de Simón
Araujo, donde estudiaban los hijos de los liberales acomodados. Se graduó de
bachiller del Colegio Martín Restrepo Mejía, al cual ingresó en el último año a
finales de 1919. En febrero de 1920 ingresó a la Facultad de Derecho y Ciencias
Políticas de la Universidad Nacional, y cuatro años más tarde obtuvo el título
de abogado con su controvertida e importantísima tesis Las ideas socialistas en
Colombia.
Aún de
estudiante, Gaitán participó activamente en la política: apoyó la candidatura
de coalición del poeta Guillermo Valencia en 1918, se manifestó y fue orador en
las manifestaciones contra Marco Fidel Suárez, en marzo de 1919; recibió los
importantes consejos que Alfonso Villegas Restrepo daba a los jóvenes de
entonces en las oficinas de su periódico; y organizó la sociedad literaria
Rubén Darío, que se reunía en la calle 8a abajo del Observatorio y constituyó
también el Centro Liberal Universitario, que llegó a tener alguna influencia
política.
Fue elegido
para la Asamblea de Cundinamarca entre 1924 y 1925. Sus primeros años de
desempeño profesional fueron de una dificultad extrema, debido a su condición
social, pero poco a poco su brillantez le otorgó el reconocimiento que merecía.
Formó parte del movimiento estudiantil liberal que socavó las bases de la
hegemonía conservadora. Con grandes esfuerzos logró ahorrar dinero y en julio
de 1926 viajó a Italia. Ingresó en la Real Universidad de Roma, la escuela más
prestigiosa de Derecho en ese país, dirigida por Enrico Ferri, penalista de
fama mundial, donde obtuvo el título de doctor en jurisprudencia. Su tesis
mereció la calificación Magna cum laude y el premio Enrico Ferri, y llegó a ser
texto de estudio; llevaba como título "El criterio positivo de la
premeditación".
Gaitán
regresó al país en 1928, año intenso tanto para la vida del joven abogado como
para la política del país. Fue elegido representante a la Cámara en marzo, en
junio encabezó las manifestaciones contra la corrupción administrativa y visitó
en diciembre la zona bananera, donde investigó los sucesos de la masacre de
trabajadores de la United Fruit; sus denuncias sobre los graves acontecimientos
se convirtieron en abiertos debates contra el gobierno de Abadía Méndez, y
logró que muchos trabajadores fueran liberados e indemnizaciones para las
familias de los caídos.
El debate
de las bananeras sirvió a Gaitán de fundamento para su figura de líder popular.
En 1931, con los liberales en el poder, fue elegido presidente de la Cámara de
Representantes, presidente de la Dirección Nacional Liberal y segundo designado
a la Presidencia. Al año siguiente, rector de la Universidad Libre. A finales
del mismo viajó por América Latina planteando la posición colombiana en el
litigio con el Perú.
Las tímidas
reformas y los lentos programas sociales con los que Olaya Herrera pensó
acostumbrar al país al cambio partidista en el gobierno parecieron
insuficientes a los liberales de izquierda y, a pesar de los esfuerzos
aglutinadores del director del partido Alfonso López Pumarejo, un grupo de
decepcionados rompió con éste, en octubre de 1933.
Liderada
por Jorge Eliécer Gaitán y Carlos Arango Vélez, nació la Unión Nacional de
Izquierda Revolucionaria (UNIR). Fuera del tradicional marco bipartidista, esta
organización ha sido uno de los más importantes esfuerzos políticos en el país.
UNIR tuvo particular influencia entre la clase campesina, en las zonas
cafeteras de Cundinamarca, en el norte del Tolima, Caldas y el Valle.
En la
primera etapa de agitación, la guardia de Cundinamarca disolvió a bala una
manifestación de campesinos uniristas presidida por Gaitán en Fusagasugá el 4
de febrero de 1934, dejando un saldo de varios campesinos asesinados. Otra
masacre tuvo lugar el 14 de agosto de 1934 en la hacienda Tolima, en la
jurisdicción de Ibagué, en cuyos trabajadores influía la UNIR. El motivo tuvo
que ver con la negativa de los colonos a aceptar los avalúos de las mejoras en
los términos arbitrarios en que los realizaba la hacienda.
El partido
de Gaitán estimulaba el principio de la militancia individual y de
carnetización de sus miembros. Al comienzo se insistió en la necesidad de una
rígida disciplina, que incluía prácticas gimnásticas como rudimento de
preparación militar. Los organismos no eran propiamente deliberantes y las
orientaciones políticas generales del partido eran responsabilidad del
caudillo.
La
plataforma de acción de la UNIR, enunciada a través del semanario informativo
Unirismo, consistía en la intervención del Estado, con criterio social, en la
economía; la reforma agraria y organización de cooperativas campesinas; un
nacionalismo antiimperialista en cuanto a la política exterior; la reforma
constitucional que diera menos protagonismo al presidente y reformas
legislativas de tipo social, incluyendo la creación de un banco de previsión
social constituido con aportes obligatorios de hasta un 50 por ciento por parte
del capitalismo.
Aunque el
movimiento captó adeptos no sólo en el campo sino también dentro del sector
trabajador de la incipiente industria nacional, las tácticas disolutorias de la
burguesía obtuvieron frutos: en el campo con la represión, en el liberalismo
oficial y la prensa con el silencio y la acusación de pro comunismo.
Aprovechando la vanidad e impaciencia del líder, se logró atraer de nuevo a las
filas oficialistas al propio Gaitán, quien declaró disuelta la UNIR en mayo de
1935.
En 1936
Gaitán contrajo matrimonio con doña Amparo Jaramillo y el 8 de junio de ese año
se posesionó como alcalde de Bogotá. Como tal, realizó una labor progresista,
aunque corta; pero ciertas medidas algo extremas y la presión de la derecha lo
obligaron a dejar el cargo. En febrero de 1937 falleció doña Manuela Ayala; la
pérdida de su madre y maestra fue un duro golpe, sólo mitigado por el nacimiento,
siete meses más tarde, de su única hija, Gloria.
Tras
algunos viajes internacionales, Gaitán fue elegido magistrado de la Corte
Suprema de Justicia en 1939 y, al año siguiente, el presidente Eduardo Santos
lo hizo ministro de Educación. Ocupó este cargo nuevamente por corto tiempo,
pero entre otros logros desarrolló un ambicioso plan contra el analfabetismo y
para la popularización de la educación y la cultura.
Opuesto a
la reelección de López Pumarejo, Gaitán iniciaría en 1941 una carrera política
que sólo se detuvo con su asesinato: senador por Nariño en 1942, presidente del
Senado en septiembre de ese año, ministro de Trabajo entre 1943 y 1944, y
candidato presidencial en oposición al liberal oficialista Gabriel Turbay,
creando el Movimiento Liberal Gaitanista. Éste, más que un socialismo
estructurado, era de corte populista.
Nunca en el
país se volvieron a ver manifestaciones tan multitudinarias ni con tanta
emoción y fe en su jefe. Sus famosos gritos de "¡A la carga! ¡Contra la
oligarquía! ¡Por la restauración moral de la República!" lograron
interpretar el sentimiento de las masas de una manera única y original. Sus
variaciones de tono, sentido del humor e ironía, el manejo de los silencios,
hicieron de Gaitán un orador telúrico que llegaba a transfigurarse por la
emoción de lo que decía y la forma de decirlo, y que lograba transmitir su
sentimiento al público.
La
organización, disciplina y fe de los gaitanistas hicieron que muchos lo
tildaran de fascista pero, aunque de Italia trajo ese gusto por los desfiles de
antorchas y algo de la teatralidad mussoliniana, Gaitán era un liberal
demócrata, reformista, que buscaba una revolución legal dentro de los marcos
constitucionales.
En las
elecciones del 5 de mayo de 1946, que ganó Mariano Ospina Pérez, Gaitán, para
quien esa contienda sólo había sido un paso más hacia el poder, ocupó un tercer
lugar, con sorprendente número de votos y con un apoyo mayoritario en los
centros urbanos. Sirvieron también estos comicios para que el gaitanismo tomara
el poder dentro del liberalismo y fuera elegido jefe único del partido.
Sus
planteamientos sociales fueron enunciados en la Convención del teatro Colón del
18 de enero de 1947 y en agosto del mismo año, en el Congreso, con el fallido
Plan Gaitán. Legendarias son ya la Marcha de las antorchas, organizada desde el
popular barrio La Perseverancia, en la que él quería "un río de candela,
que no se vieran filas cada tres metros, sino filas bien juntas para formar un
río de fuego sobre Bogotá", y la sobrecogedora Marcha del silencio, en la
que multitudes nunca vistas y perfectamente organizadas llenaron de temor, con
su mutismo, a los sectores tradicionales de ambos partidos.
En
Manizales pronunció la "Oración por los humildes", en febrero de
1948. Al mes siguiente, debido a la incontrolada violencia gobiernista, Gaitán
rompió los lazos del liberalismo con Ospina. Fue excluido, por expreso deseo de
Laureano Gómez, canciller de Ospina, de la IX Conferencia Panamericana en
Bogotá, inaugurada el 30 de marzo.
El 9 de
abril logró Gaitán uno de sus mayores triunfos como penalista al obtener la
absolución del teniente Jesús Cortés. Hacia la una de la tarde, cuando salía
del edificio donde tenía sus oficinas, fue muerto a balazos, en presencia de
algunos de sus amigos, por un pálido joven llamado Juan Roa Sierra, iniciándose
así la más pavorosa jornada de muerte y destrucción que haya vivido Bogotá y
agudizándose la creciente ola de violencia que, con escasos respiros, aún vive
el país.
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