Por: Salvador Palomino Flores
A lo largo de la historia oficial peruana, y en la exposición de
científicos sociales americanistas (con respetables excepciones), cuando
se enfoca la historia pre-hispana del Área Andina, se generalizan,
entre otros, los conceptos de “Imperio Inca” y de “Cultura Inca” como
totales o únicos en el área. Y, como si el asunto fuese sólo maneras de
elaborar o construir frases, se difunden también conceptos como
“sociedad inca comunista”, “imperio inca esclavista”, “el socialismo
imperial incaico”, o “Los Incas, Cultura en la Fase Superior de la
Barbarie”, este último según los que todavía confían en el esquema
trasnochado de Lewis Morgan.
A estas elucubraciones se vinieron a sumar, en las últimas décadas, “las
verdades científicas” de los marxistas criollos, quienes con una
aplicación ciega del esquema unilinealista, etapista, desarrollista, y
hasta inmutable de los “Cinco Modos de Producción” (esquema que sólo
sirve para exponer el desarrollo histórico de la sociedad occidental
euroasiática), han encasillado a los pueblos, naciones y culturas
pre-hispanas de los Andes en la etapa del “Esclavismo” y nos hablan,
entonces, de la “sociedad despótica esclavista del Imperio de los
Incas”, infeliz concepto (porque contribuye a trastocar y tergiversar la
historia indígena por décadas más) que para algunos otros un tanto más
benignos, es más bien referencia a un estado con un “Modo de Producción
Asiático”, pero siempre esclavista y por tanto clasista, hegemónico é
imperialista .
Estas, pues, son evidencias de cómo el colonialismo político-cultural
impuesto por el sistema occidental a todo el continente Abya Yala, desde
hace ya 516 años, tiene también fuerte gravitación en la mente de los
cientistas sociales, condicionándolos a un colonialismo mental que, por
ende, los hace discernir y accionar sólo al ritmo de los modelos, las
concepciones, las teorías y el desarrollo histórico del occidente
euroasiático, y que aplican al mundo andino sin ambages.
La historia pre-hispana, a lo largo del Abya Yala, necesita hoy una
urgente revisión en honor a la propia y real gesta del continente y a la
autenticidad histórica de sus pueblos originarios. Al respecto,
científicos sociales aymaras y quechuas contemporáneos nos dicen: «
Muchos antropólogos y arqueólogos nacionales y extranjeros que han
escrito sobre la cultura aymara-qhishwa enfocan su análisis desde la
óptica occidental y cada quien la interpreta a su criterio de acuerdo a
su concepción ideológica y religiosa. Como consecuencia nuestra historia
fue alterada y tergiversada, la verdadera historia de la cultura andina
no está escrita, y para muchos investigadores la civilización de los
aymara-qhishwa es una incógnita » . Y, «...los estudios sobre la
civilización andina, han estado influenciados durante décadas por un
enfoque eurocéntrico que abordó la tarea de construir la “historia
americana” desde los supuestos paradigmáticos de la historia occidental;
[...] la urgencia histórica reclama, el rescate de la memoria histórico
cultural andina, y la recuperación del legado de conocimientos y
sabiduría indígena, que están a punto de desaparecer, por obra y gracia
de la mentalidad neocolonial...» . Sin embargo, adscritas a estas
palabras indias, hay ya autores no-indígenas que inician una justa
rectificación histórica, uno de ellos es la doctora María Rostworowski,
ella dice: « El deseo indígena hacia la unidad se expresa a través de la
voz TAHUANTINSUYU, que significa las “cuatro regiones unidas entre sí” y
que manifiesta un intento o un impulso hacia la integración, ...nos
inclinamos a emplear la palabra Tahuantinsuyu en lugar de “Imperio”,
pues el significado cultural de esta última no interpreta, ni
corresponde a la realidad andina, sino a situaciones relativas a otros
continentes » .
El Tawantinsuyu en el tiempo y en el espacio:
Todo pueblo, de acuerdo al espíritu que caracterice su cultura y
sociedad, elabora y presenta sus propios y particulares modelos de
organización.
La experiencia nos indica que en el mundo existen, a través de los
siglos, dos tipos de pueblos totalmente diferentes entre sí, aquellos
que se organizan integrados y siguiendo las leyes del universo y de la
naturaleza y, los otros, los antinaturales, que se organizan bajo
modelos que el hombre mismo inventa y los estructura, para ellos la
naturaleza es sólo “un objeto de uso”, ajena y manipulable. Un párrafo
sobre pensamiento Indio nos explica la razón de los pueblos primeros: «
La humanidad es parte integrante de la naturaleza, una prolongación
semejante del universo que, participando de sus mismas leyes debe
organizarse, igualmente, en forma colectiva y comunitaria como es el
universo mismo » .
Los pueblos indígenas del Abya Yala han sido y siguen siendo, por
esencia y por espíritu, colectivos y comunitarios, espiritualmente
integrados al cosmos y sus leyes y, como tales, con propios modelos de
organización, entre ellos el Tawantinsuyu .
El origen del Tawantinsuyu, como modelo, forma, sistema o concepto, se
pierde en la noche de los tiempos del Ande y del Abya Yala. Inka Waskar
Chukiwanka nos relata un mito de origen donde la forma cuatripartita ya
se hace presente en nuestras existencias desde los momentos mismos del
origen del universo y de los seres: « QHON Tiki Pachayachachi, la
primigenia luz blanca del rayo cósmico, en forma de una gran serpiente
con alas coloridas del arco iris, volaba por los cuatro puntos del
espacio cósmico, y sacándose una en una sus plumas, convertidos en rayos
serpenteantes con ellas hizo a las estrellas, al sol, a la tierra y a
la luna » . Y, Carlos Milla Villena nos habla del Pusisuyu, de su
antigüedad, y de su relación (para su génesis) con la Cruz del Sur: «
Las características formales visibles de la constelación de la Cruz del
Sur son sus 4 estrellas principales: Alfa Cruz, Beta Cruz, Delta Cruz y
Gama Cruz, que están dispuestas en forma de una cruz y cuyos cuatro
extremos están casi orientados hacia los 4 puntos cardinales en su
culminación superior, es decir, cuando el eje mayor de la constelación
está vertical en el cenit. Este hecho es muy interesante, porque tiene
que ver con el antiguo origen, ya en la época Precerámica, del estado
Comunitario Andino conocido como Pusisuyu, en Aymara, o Tawantinsuyu en
idioma Q´ichwa o Runasimi » . Adicional a estas palabras, Milla nos
presenta una cita de Kara Chukiwanka, quien nos aclara el término: « “El
Pusisuyu” fue el Wiñaymarka, o sea las mancomunidades de los cuatro
puntos cardinales, eran continuas, eternas en sentido referido al total
contenido del SISTEMA JAKAÑA COMUNITARIO » .
El Pusisuyu, pues, como nación-estado es más antiguo que el Tawantinsuyu
(aunque como forma o modelo son lo mismo) y tuvo como su centro, o
Taypi Kala, al Tiwanaku.
La presencia de este modelo dual-cuatripartito no es privativo del área
Andina, está presente en toda Abya Yala y en culturas originarias de
otras partes del mundo. Algunas referencias: El pueblo Mapuche, en el
sur de Chile (y Argentina), tiene una organización territorial
cuatripartita que lo llaman Meli-Witrán-Mapu “Tierra de los cuatro
lugares”, “Tierra de las cuatro esquinas”, “Tierra de los cuatro
dioses”, con el Ngillatúe como su efigie ritual y centro de la tierra
mapuche . Para otros confines, Claude Levi-Strauss, en su artículo
“Existen las Organizaciones Duales?” 11, nos da ejemplos en Abya Yala
norte y en otras partes del mundo y,
Alf Hornborg , antropólogo sueco, nos presenta ejemplos de organización
dual-cuatripartita en toda Abya Yala sur, en el pasado y en el presente,
en las alturas y en los valles. También en Europa, en Dinamarca, los
Vikingos organizaban sus poblaciones dentro de un gran círculo dividido
en cuatro partes por caminos en forma de una gran cruz, una foto área
del sitio arqueológico Trelleborg se vé impresionante, y nos recuerda
los círculos con arenas de colores, también divididos en cuatro por
líneas en cruz, que utilizan los hermanos pueblos Navajo de Abya Yala
Norte, en la realización de sus ceremonias espirituales.
El Tawantinsuyu Inka:
La dinastía con gobierno Inka , aunque estructuró magníficamente el
Tawantinsuyu y le dio funcionalidad en un sin número de dimensiones,
sólo tiene una duración de 372 años, desde su aparición en 1200 d. De C.
hasta el asesinato de Tupak Amaru I por los españoles en 1572 y, por
ende, la desestructuración y la desaparición del estado. Jesús Lara nos
presenta a los Inkas como la última de tres dinastías, citando al
cronista Fernando de Montesinos dice: « ...respecto al Imperio del Cuzco
reseña el gobierno de 104 monarcas distribuidos en tres dinastías,
siendo la de los Inkas la última » . Las dinastías a las que se refiere
son: La dinastía Pirwa con 18 gobernantes, la dinastía Amawta con 75
gobernantes y la dinastía Inka con 11 gobernantes. Las dos dinastías
anteriores ya habrían organizado, los pueblos y naciones-estado bajo sus
gobiernos, dentro del sistema dual-cuatripartito desde los años 2000 a.
de C., o mucho antes.
Durante la vigencia del estado Inka, Tawantinsuyu es la conformación del
territorio nacional con cuatro provincias o regiones (llamados Suyus)
orientadas y ubicadas, cada una, en cada punto cardinal. La
unión/separación de estas regiones estaba hecha (abstractamente) por dos
líneas que, al entrecruzarse perpendicularmente, conformaban una gran
cruz cuadrada; y, realmente, por cuatro grandes caminos que partían del
Cusco a los 4 Suyus. La región del este se llamaba Antisuyu, la del
norte Chinchaysuyu la del oeste Kuntisuyu y la del sur Qullasuyu. Las
cuatro provincias confluían hacia un centro (Chawpi), el Cuzco (Qusqu),
la ciudad sagrada, la misma que también se dividía en cuatro barrios.
La importancia de la dualidad y de la cuatripartición no sólo está en
las formas de
organización social o territorial en sí, sino, también, en el concepto de la “Complementariedad de los opuestos” que generan, concepto al que están ligados y representan los principios filosóficos del Tinku (encuentro, armonía, confluencia) y del Yanantin (en pareja complementaria), que son el alma del pensamiento y acción de las culturas originarias andinas. La filosofía indígena andina no es, pues, producto individual de pensadores solitarios como en occidente, está viva en todo el acontecer de nuestras culturas mismas. Como materialización del concepto, ritual, simbólica y realmente, la región este hacía alianza con la región norte y, entre ambos, conformaban la mitad Hanan (“arriba”); así mismo, la región sur hacía alianza con la región oeste y así conformaban la mitad Urin (“abajo”) del territorio. El Hanan tenía simbologías de: “Lugar del Inka”, “lugar del Sol”, “derecha”, “masculino”, etc., al mismo tiempo que, en contraposición y oposición complementaria, el Urin tenía simbologías de: “Lugar de la Quya” (esposa del Inka), “lugar de la Luna”, “izquierda”, “femenino”, etc. Estas formas de división y relación caracterizan al Tawantinsuyu como una Sociedad Dual que se proyecta hacia la Cuatripartición o, en sentido contrario, una Cuatripartición que converge hacia una Dualidad.
organización social o territorial en sí, sino, también, en el concepto de la “Complementariedad de los opuestos” que generan, concepto al que están ligados y representan los principios filosóficos del Tinku (encuentro, armonía, confluencia) y del Yanantin (en pareja complementaria), que son el alma del pensamiento y acción de las culturas originarias andinas. La filosofía indígena andina no es, pues, producto individual de pensadores solitarios como en occidente, está viva en todo el acontecer de nuestras culturas mismas. Como materialización del concepto, ritual, simbólica y realmente, la región este hacía alianza con la región norte y, entre ambos, conformaban la mitad Hanan (“arriba”); así mismo, la región sur hacía alianza con la región oeste y así conformaban la mitad Urin (“abajo”) del territorio. El Hanan tenía simbologías de: “Lugar del Inka”, “lugar del Sol”, “derecha”, “masculino”, etc., al mismo tiempo que, en contraposición y oposición complementaria, el Urin tenía simbologías de: “Lugar de la Quya” (esposa del Inka), “lugar de la Luna”, “izquierda”, “femenino”, etc. Estas formas de división y relación caracterizan al Tawantinsuyu como una Sociedad Dual que se proyecta hacia la Cuatripartición o, en sentido contrario, una Cuatripartición que converge hacia una Dualidad.
Abdón Yaranga dice al respecto: « [...] nuestro mundo terrestre tiene un
centro, simbolizado y materializado por la ciudad del Cusco (Qosqo:
ombligo del universo), [...] y va estar dividido en: -dos partes: Hanan y
Urin (La dualidad complementaria de “arriba”/”abajo”), -tres partes:
Hanan, Urin y Chawpi (La dualidad con un “centro”), -cuatro partes:
Chincha, Kolla, Anti y Kunti (Los Suyu, “Las cuatro partes del mundo”),
cinco partes: Chincha, Kolla, Anti, Kunti y Chawpi (Las cuatro partes
del mundo y el “centro”) .
Adicional a lo ya dicho, queremos resaltar aquí algunas de las
características fundamentales del Tawantinsuyu, como sociedad y como
estado:
La auténtica autoridad indígena no es ejercida por individuos (ni en el
pasado ni en el presente), sino, por parejas del mismo rango (como sexos
opuestos o como entes sociales) y en calidad de complementarios. Huamán
Poma de Ayala , cuando nos presenta un dibujo sobre el Mapa Mundi de
las Indias para la época del Tawantinsuyu, traza una X sobre el
subcontinente Abya Yala sur, ubica los cuatro Suyus en sus respectivas
orientaciones y dibuja en los espacios de cada uno de ellos un hombre y
una mujer, nominándolos Capac Apo. De esto deducimos que cada Suyu tenía
una autoridad propia conformada por un hombre y una mujer que, siendo
esposos, estaban en una situación de Yanantin. Las cuatro parejas Capac
Apo (junto con otras autoridades) constituían el Consejo Supremo de
Gobierno, caso que Virgilio Roel nos explica mejor: « Según Guamán Poma,
el órgano supremo del gobierno incásico fue el Consejo de Apucunas, que
tenía su sede en la ciudad del Qosqo. Este gran Consejo tuvo la
denominación de Tawantinsuyu Camachicoc Capac Apucuna, cuya traducción
literal sería Consejo de los Cápac Apucuna del Tawantinsuyu, en el
entendido de que los capac apucuna eran tanto los representantes como
los gobernadores de los cuatro suyos, o grandes regiones en que se
dividía el mundo de la civilización incásica » . Así podemos entender
que la máxima autoridad del Tawantinsuyu no era el Inka, sino, un
Consejo Supremo. Entonces, aquí, la obligación de los Inkas era “mandar,
gobernar obedeciendo”, papel que sigue vigente entre las autoridades de
nuestros pueblos indios comunitarios.
Una falacia que los intelectos colonizados nos repiten: Que los Inkas
eran reyes y que dejaban sus cargos en herencia a los príncipes, sus
hijos. Los Inkas y todas las otras autoridades del Tawantinsuyu eran
elegidas, nos lo explica Virgilio Roel Pineda: « Los kurakas y los
incas, pues, constituían una extensa capa de autoridades, elegidas
ritualmente por su calidad, formación y experiencia (no por herencia)
que podían ser destituidos y que estaban rodeados de gran respeto, del
mismo modo que estaban en la obligación de guardar un respeto ritual a
todos los integrantes de su entorno. Como tales cargos no se trasmitían
por herencia, sino por complicados procedimiento rituales de selección,
el resultado fue que a la élite gobernante llegaban únicamente los
excelentes » (op.cit.).
También nos tienen acostumbrados a presentar la sucesión de los
gobernantes del Tawantinsuyu en forma lineal/individual, nos dicen que
la dinastía Urin es anterior a la dinastía Hanan, con Manco Capac como
fundador (y primer rey de Urin) y con Huáscar y Atahualpa como los
últimos, guerreándose por una sucesión individual. Las palabras de Tom
Zuidema anula estas afirmaciones, él nos presenta un sistema más acorde
con las características del modelo Tawantinsuyu y nos explica, de paso,
las razones por el que nuestros pueblos comunitarios actuales, en todos
los Andes, se dividen en dos mitades: Hanan Saya/Hurin Saya, Hanay
Ayllu/Uray Ayllu, Barrio Arriba/Barrio Abajo, en los que cada mitad
tiene su propio grupo de autoridades, con los mismos números y rangos, y
donde se dicen “hermanos”, “partidos”, entre autoridades del mismo
rango de ambas mitades. Zuidema nos dice: « [...] según Polo de
Ondegardo y Acosta (dos de los mejores cronistas antiguos), la dinastía
de Hurin Cuzco no fue anterior a la de Hanan Cuzco, sino que ambas
fueron contemporáneas, y cada una gobernaba la parte del pueblo que le
correspondía. Gutiérrez de Santa Clara, otro cronista, explica que los
reyes de Hurin Cuzco eran considerados hermanos secundarios de los de
Hanan Cuzco, que eran sus hermanos primarios contemporáneos » .
Zuidema, en un otro artículo , nos presenta un cuadro donde los Inkas
del Hanan
están en parejas duales, contemporáneas, con los Inkas del Hurin:
están en parejas duales, contemporáneas, con los Inkas del Hurin:
Manco Capac
Hanan Cuzco Hurin Cuzco
Inca Roca Sinchi Roca
Yahuar Huacac (Tarco Huaman)
Inca Viracocha Lloque Yupanqui
Inca Pachacuti Mayta Capac
Tupac Yupanqui Capac Yupanqui
Huayna Capac
Atahuallpa Huascar
De este esquema deducimos que:
Manco Cápac, como fundador, no pertenece a Hanan ni a Hurin. Es, por
tanto, simbólicamente “Padre/Madre” de ambas dinastías (como es la
esencia simbólica de Wiraqucha, el ente sagrado ordenador andino). La
dinastía Hanan es simbólicamente “derecha” y “masculino” y la dinastía
Hurin “izquierda” y “femenino” en relación a Manco Capac, que por lógica
tiene simbología neutral o de unificador, por ser totalizador.
En el desarrollo de la historia real o mítica indígena cada quinta
generación hay un Pachakuti, un cambio sustancial, una reestructuración,
un terminar y un empezar del todo, por siempre. En la organización dual
de los Inkas del Tawantinsuyu, Huayna Cápac cumple este rol dialéctico,
y su papel es similar al de Manco Cápac en el nuevo devenir histórico
de la autoridad dual que estaba empezando con Atahuallpa y Huáscar,
“hermanos”, gobernantes contemporáneos del estado confederado, cuando se
produjo la invasión europea.
A la llegada de los españoles el Tawantinsuyu estaba en su máximo
apogeo, habían logrado confluir leyes del cosmos y de la naturaleza a
las formas de la existencia humana y, desarrollada, en consecuencia, la
organización territorial “dual-cuatripartita” cuyo modelo era vigente en
cualquier aspecto de la vida. En forma que impresiona, la objetividad y
funcionalidad de esta estructura está muy bien presentada por Ramiro
Reynaga, cuando nos relata un pasaje de las acciones de Manco Inka y los
pueblos Quechua y Aymara, durante la resistencia frente al invasor
español: « La capital del Tawantinsuyu está cercada por decenas de miles
de kheswaymaras. Son los primeros días de febrero de 1535. El primer
ejército incaico está dividido de acuerdo a la posición de las cuatro
regiones del Tawantinsuyu. Los kheswas llegados de Chinchaysuyu
dirigidos por Taipe, Cullash, Coriatán, ocupan el norte del Cusco. Los
venidos del Antisuyu, subidos desde las junglas amazónicas, comandados
por Antallca y Rupaj Yupanqui se sitúan al este. Los aymaras bajados del
altiplano encerrado entre los brazos oriental y occidental de la
cordillera andina, del Kollasuyu, cierran el sur al mando de Lliclli.
Los kheswas subidos desde las laderas occidentales del Cuntisuyu se
despliegan al oeste de la ciudad, dirigidos por Suru Huarman, Quicani y
Curi Huallpa. Todos ellos portan la bandera del Tawantinsuyu, los siete
colores del arco iris y sus distintivos regionales » .
El Pusisuyu y el Tawantinsuyu, en los Andes y Abya Yala sur, fueron
Estados Confederados de pueblos y naciones, cuyas características
principales eran: Ser Plurinacionales, Pluriculturales y Multilingües,
Colectivistas y Comunitarios.
(Salvador Palomino Flores, modificado el domingo, 30 de noviembre de 2008 )
No hay comentarios.:
Publicar un comentario