Por ende esta problemática también genera malestares en ellos, como enfermedades por falta de dinero para pagar la asistencia médica, particularmente los grupos mayores de 30 y 40 años, más aún en hombres que se ven explotados en los campos de trabajo, fabricas, minas y demás para ayudar un poco a sus hijos o nietos que día a día van muriendo por todas las necesidades y que se ven impelidos de sobrevivir dignamente, como seres humanos que son.
Por consiguiente analizar estas situaciones pasan a ser problemas en un mundo que le falta enfocarse en la realidad, en esa que padecen esas personas, si bien es cierto que se viene hablando de la unión y colaboración, desde hace más de 10 años África no la ha probado todavía.
Por ende sus raíces son vertientes que no dejarán de fluir; es más que una problemática son abusos sobre que se cometen contra África, sus habitantes y la humanidad entera, por parte de países, corporaciones que se aprovechan de los recursos naturales para beneficio personal lo cual es imperdonable en este continente.
La pobreza no es una forma de vida es una condición impuesta a África, una exclusión a la que se ve sometida, por aquellos que se dicen desarrollados, poderosos, civilizados, existe discriminación en los derechos humanos, marginación y situaciones preocupantes de abusos y maltratos, es posible que la alta tasa de pobreza y hambre suban cada día más siendo un espacio con pocas esperanzas de cambio.
Esta paradoja que se presenta entre una riqueza inconmensurable en recursos y una pobreza extrema, es la punta de los problemas en el mundo. La supuesta falta de recursos para acabar con el hambre es simplemente una farsa, se siguen poniendo en peligro a grandes grupos humanos vulnerables (mujeres, niños y ancianos); para alimentar guerras que solo se justifican en el afán desmesurado de poder de ricos empresarios y corporaciones insaciables que hace cada día más, convertir a un continente rico en uno despreciado y en condiciones de pobreza máxima.
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