lunes, 16 de noviembre de 2020

La Globalización.

Muchos hemos escuchado hablar sobre “La Globalización”, algunos saben y otros desconocen de

qué se trata. El término globalización, hace referencia a una situación que se hace general, que es conocido, aparentemente, por todos. Comienza a ser usado masivamente a partir del siglo XX, en la década de los 90, pero es en la década anterior que Marshall McLuhan, un filósofo canadiense, en su libro “La Aldea Global” lo utilizará por primera vez, para caracterizar la unión del mundo por las conexiones establecidas gracias a los medios de comunicación de ese entonces, lo que traería, según su parecer, una unificación y desaparición de las diferencias.

La Globalización va a trascender esta primera visión, y el desarrollo de las tecnologías y el mercado mundial, configurará un nuevo mundo que hará común en muchas partes, ciertos elementos culturales (comida, vestimenta, cultura, forma de pensar) creando cierta homogenización cultural, una unificación de la manera de entender el mundo, imponiendo la idea de que se estaba “globalizando el mundo”.

Atilio Boron afirma que “… lo que hoy llamamos globalización es un fenómeno de muy antigua data. Tal como lo plantean Samir Amin, Paul Bairoch, Aldo Ferrer e Immanuel Wallerstein entre otros, su edad es tan antigua como la del capitalismo: casi cinco siglos.”

Otros autores indican que este fenómeno comienza desde el mismo momento de la aparición de las civilizaciones urbanas, hace, aproximadamente, más de 6.000 años atrás, lo que indicaría que los grupos humanos siempre han tenido cierta tendencia a globalizarse, es decir, a difundir ciertos elementos culturales, imponiéndose a otros pueblos, los que a su vez se convertirían en receptores y multiplicadores culturales.

La globalización sería entonces la tendencia contraria al aislamiento cultural, es la relación que se establece entre personas, pueblos, ciudades, culturas y países, en los que se comparten elementos culturales que enriquecen el desarrollo humano.

Las civilizaciones más antiguas, las de Asía, habrían establecido contacto con otros pueblos más hacia el occidente, por lo que, muchos elementos culturales de estas lejanas culturas (escritura, matemática, astronomía, trigo, caballo, barcos, cobre, hierro, pirámides, etc.), se vieron presentes en los pueblos del oriente medio; Acadios, sumerios, babilonios, persas, hititas, quienes a su vez,  través del contacto con otras latitudes dejaron muchos rastros en las civilizaciones que aparecen en África (Egipto, Zimbabue) o en el Mediterráneo (Fenicia, Asia menor, Grecia, Macedonia, Roma), todo producto del contacto que se establecía con el comercio y las migraciones humanas, esto indicaría que no es un fenómeno nuevo, sino que es inherente a la actividad del ser humano, ya que ninguna cultura se desarrolla desde cero, sino que necesita de los avances y conocimientos que se van transmitiendo los pueblos, al pasar de los años y siglos.

En el desarrollo histórico de Europa, los viajes de exploración del siglo XV, serán un proceso con una tendencia necesaria globalizadora, donde se interrelacionarán, por primera vez en la historia, las culturas de los distintos continentes del mundo (América, África, Asia, Europa), moviéndose de un lugar a otro, diversos elementos materiales y culturales, que se conocerán en lugares remotos gracias a estos viajes, que por otros medios hubiesen sido mucho más complejo y lento. Se dio inicio así a la primera fase del capitalismo, el mercantilismo, que generaría los recursos necesarios para su posterior desarrollo.

Durante la Revolución Industrial, entre los siglos XVIII y XIX, y fruto de la aceleración en la fabricación de los distintos bienes materiales, se hizo imprescindible el comercio con todos los lugares posibles, a fin de colocar la producción y generar los beneficios económicos a esas industrias, es el advenimiento del capitalismo mundial en su fase industrial, y simultáneamente de sus problemas sociales.

La globalización trajo evidentes beneficios, pero también inconvenientes que se manifestarán a nivel mundial;  pobreza,  exclusión, el poco desarrollo económico de ciertos países (subdesarrollo), la contaminación y por regla general, las guerras necesarias para garantizar las condiciones óptimas a los países que obtenían los privilegios de un mercado mundial cada vez más globalizado, en detrimento de una evidente mayoría que solo veía cómo se expoliaban sus diversos recursos y no recibían nada o poco a cambio.

Ejemplo de esto lo encontramos en países de Asia, África y América, en donde no han podido superar la hegemonía y homologación cultural y económica, que va imponiéndose en detrimento de la población de estas regiones.

A partir del siglo XX, este fenómeno se hizo más evidente ya que el planeta estaba interconectado comunicacional comercial y tecnológicamente, siendo imposible concebir un país aislado de todo este proceso que estaba afectado a todo el mundo.

La globalización se había convertido en un proceso impuesto de homogeneización, donde las culturas existentes, esas diversidades que caracterizaban la historia del mundo, se estaban volviendo una, solo existía una manera de ver y entender el mundo y su realidad. El “pensamiento único” se imponía cada vez más evidentemente, ya que se apreciaba que solo una región o país se estaba globalizando, eran los Estados Unidos de Norteamérica por sobre las otras regiones, que podían ser consideradas, también, zonas desarrolladas con su propia intención globalizadora.

“Occidente” se convirtió, no solo en referencia geográfica sino también, en la única visión cultural y tecnológica válida para el mundo, todo se veía a través de la visión occidental-judeo-cristiana, las otras culturas no estaban bien vistas o se convirtieron, de la noche a la mañana, en ideas fundamentalistas o atrasadas que debían ser cambiadas o arrasadas, “Oriente” era sinónimo de extraño y ajeno al mundo. Los medios de comunicación, las nuevas tecnologías, el cine, la música, la literatura, la comida y su manera de comer, la vestimenta y su manera de vestir, se convirtieron en las herramientas que van “borrando fronteras, culturas, idiomas”, para instalar como único, lo que se produce en el centro hegemónico.

Este modo de ver y hacer el mundo conlleva a la aparición de “contraculturas” o movimientos “antiglobalización” que pueden ser percibidos como corrientes “peligrosas que buscan atentar contra lo normalmente establecido”, los fundamentalismos se hacen reales y peligrosos cuando son de “otros”.

La globalización, en resumen, no se inicia en el siglo XX sino muchísimo antes; aunque su alcance y

poderío se consolida en el siglo pasado; no es un fenómeno que se difunde desde todos los países, su Hegemón se ubica en un único centro irradiador; hay derivaciones beneficiosas, pero también negativas, entre ellas la pobreza, la exclusión, la contaminación y las guerras. La globalización, su plan, estuvo pensado en la creación de un mercado mundial que beneficiaba económicamente a una región (Portugal, España), ulteriormente se disgrega impulsada por la Revolución Industrial, volviéndose más especializada a partir de la década de los 90 del siglo XX, radicalizando la práctica del “pensamiento único” en todas las esferas del quehacer humano, e imponiendo la idea que “Occidente” es la región más civilizada y avanzada.


Denny José Ortuño Fenández - Sociólogo

Wilmer Ortuño - Historiador


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