La globalización, lejos de ser un fenómeno neutral o un mero proceso de integración económica, representa la evolución histórica de estructuras de dominación cuyas raíces se remontan al colonialismo y al imperialismo del siglo XIX. Desde la teoría clásica del imperialismo propuesta por Lenin hasta el neoliberalismo contemporáneo, el capitalismo ha mutado para sostener su lógica de acumulación, reemplazando la ocupación militar por mecanismos financieros y comerciales. Este ensayo no solo busca analizar esta transición, sino también cuestionar la narrativa hegemónica del "fin de la historia" de Francis Fukuyama, quien en la década de 1990 proclamó el triunfo irreversible de la democracia liberal y el libre mercado. A través de perspectivas críticas de autores como Vladimir Lenin, Naomi Klein, David Harvey, Walter Mignolo, Nancy Fraser y Enrique Dussel, se exploran las formas en que las resistencias contemporáneas desafían el "pensamiento único" fukuyamiano y proponen alternativas decoloniales. Además, se examina el papel del "wokismo político y corporativo" como herramienta de cooptación capitalista, un fenómeno que diluye las luchas sociales en eslóganes vacíos mientras perpetúa la explotación económica de los mismos grupos que pretende "defender". La globalización, en este sentido, no es un destino inevitable, sino un campo de batalla donde se disputan modelos de mundo, enfrentándose no solo a nivel ideológico, sino también en ámbitos como la economía, la política, la soberanía de los estados nacionales y la cultura. Como afirmaba Gramsci: "El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos". Estamos en pleno claroscuro, donde los monstruos hacen estragos para evitar el advenimiento de una nueva época, incluso si ello implica aplicar la estrategia de "tierra arrasada".