sábado, 16 de noviembre de 2013

JOSÉ SARAMAGO

José Saramago nació en la aldea portuguesa Azinhaga el 16 de noviembre de
1922. Era hijo de campesinos pobres. Pasó su infancia en el pueblo de Azinhaga, la familia se trasladó un tiempo a Argentina, y después se afincaron en Lisboa.
Publicó su primera novela, Tierra de pecado, en 1947. Aunque con esta obra recibió muy buenas críticas Saramago decidió permanecer sin publicar más de veinte años. Periodista y miembro del Partido Comunista Portugués sufrió censura y persecución durante los años de la dictadura de Salazar. Se sumó a la llamada Revolución de los Claveles que llevó la democracia a Portugal, en el año 1974.
Escéptico e intelectual mantuvo una postura ética y estética por encima de partidismos políticos, y comprometido con el género humano. Una controvertida visión de la historia y de la cultura son el punto crucial de sus obras.
Obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1998, siendo el primer escritor portugués en conseguirlo. Ha sido distinguido por su labor con numerosos galardones y doctorados honoris causa (por las Universidades de Turín, Sevilla, Manchester, Castilla-La Mancha y Brasilia). Ha recibido el Premio Camoes, equivalente al Premio Cervantes en los países de lengua portuguesa.
Su obra está considerada por los críticos de todo el mundo como una de las más importantes de la literatura contemporánea.
Pasó sus últimos años en su casa de la isla española de Lanzarote (Canarias), al lado de su compañera, Pilar del Río.
Alzado del suelo (1980) fue la novela que le reveló como el gran novelista maduro y renovador portugués. Se trata de una novela histórica, situada en el Alentejo entre 1910 y 1979, con un lenguaje campesino, una estructura sólida y documentada y un estilo humorístico y sarcástico que llamó enormemente la atención en su momento. Siguieron obras de gran interés como Memorial del convento (1982), El año de la muerte de Ricardo Reis (1984), La balsa de piedra (1986), Historia del cerco de Lisboa (1989), El evangelio según Jesucristo (1991) y Ensayo sobre la ceguera (1995), obra en la que el autor desde planteamientos éticos advierte sobre "la responsabilidad de tener ojos cuando otros los perdieron". Murió el 18 de junio del 2010.

Tupac Amaru II (1740-1781).

Revolucionario peruano nacido hacia 1740 y muerto ejecutado el 18 de mayo de 1781. Aunque de raza mestiza, José Gabriel Condorcanqui Noguera ha pasado a la historia con el nombre de Tupac Amaru II, bajo cuyo apelativo condujo en 1780 la más importante rebelión indígena de la historia colonial de América.
José Gabriel Condorcanqui fue hijo de Miguel Condorcanqui y Rosa Noguera. A los diez años empezó a asistir al Colegio de Indios Nobles San Francisco de Borja en el Cuzco, al cual concurrían los hijos de los curacas y la nobleza incaica para su aculturación. En 1760 se casó con Micaela Bastidas, y fruto de la unión nacieron sus tres hijos: Hipólito, Mariano y Fernando.
A la muerte de su padre, heredó el antiguo curacazgo de Pampamarca, Surimana y Tungasuca en la provincia de Canas y Canchis. Asimismo, su progenitor le dejó como patrimonio 350 mulas que le servirían para el arrieraje. Poseía una casa en Tinta, pueblo comercial que quedaba en el camino principal que unía Lima, Cuzco, Potosí y Buenos Aires. Las mercancías que transportaba consistían, principalmente, en azúcar, tocuyos o lienzos y azogue. Asimismo, tenía una casa en Tungasuca, que durante la rebelión se constituyó en el centro de operaciones.
Como lo describen los testimonios escritos y pinturas que se conservan, vestía a la moda rococó, con casaca, pantalón corto de terciopelo negro y medias de seda, hebillas de oro en los zapatos, sombrero de castor y camisa bordada. La vestimenta europea se conjugaba con los símbolos tradicionales de origen incaico, lo que le daba la investidura de su cargo.

Túpac Amaru y la lucha por la independencia

 Fuente: Felipe Pigna, Adaptación para El Historiador del libro Los mitos de la historia argentina 1, Buenos Aires, Grupo Editorial Norma, 2004.

El Inca José Gabriel Condorcanqui, conocido como Túpac Amaru fue ejecutado en
Cuzco, Perú, por orden de las autoridades hispanas. Se había rebelado contra el rey de España e intentado recobrar la independencia del Perú. En su lucha obtuvo el apoyo de indígenas y españoles criollos tanto en el Virreinato del Perú como en el del Río de la Plata. Logró convulsionar a doce provincias del primero y a ocho del segundo, pero la rebelión fue totalmente sofocada y el 18 de mayo de 1781 Túpac Amaru fue asesinado y descuartizado en la plaza de Cuzco.
Túpac Amaru nació el 19 de marzo del año 1740 en el pueblo de Surimaná, provincia de Tinta (actual Perú). Heredó los cacicazgos de Pampamarca, Tungasuca Y Surimaná y una importante cantidad de mulas, que lo  convirtieron en un cacique de buena posición dedicado al transporte de mercaderías.
Pero la creación del Virreinato del Río de la Plata en 1776 perjudicó seriamente al Virreinato del Perú. El cierre de los obrajes, la paralización de las minas y la crisis del algodón y el azúcar provocaron el incremento de la desocupación y la pérdida para miles de indígenas de sus míseros ingresos. Ante esta situación Túpac presentó una petición formal para que los indios fueran liberados del trabajo obligatorio en las minas. Allí decía: “Entonces morían los indios y desertaban pero los pueblos eran numerosos y se hacía menos sensible; hoy, en la extrema decadencia en que se hallan, llega a ser imposible el cumplimiento de la mita porque no hay indios que las sirvan y deben volver los mismos que ya la hicieron...".
Denunciaba los esfuerzos inhumanos a que eran sometidos, los largos y peligrosos caminos que debían andar para llegar hasta allí "más de doscientas jornadas de ida y otras tantas de vuelta”. Pedía también el fin de los obrajes, verdaderos campos de concentración donde se obligaba a hombres y mujeres, ancianos y niños a trabajar sin descanso. Denunciaba particularmente al sistema de repartimientos, antecedente del bochornoso pago en especie. La soberbia Audiencia de Lima, compuesta mayoritariamente por encomenderos y mineros explotadores, ni siquiera se dignó a escuchar sus reclamos.